2/9/09
MALHUMOR



Al parecer a García Márquez le produce indigestión las malas preguntas. Para él son como gases que prefiere expulsar. Es entonces cuando un reportero novato tiene que usar la obstinación como recurso periodístico. Tras haberlo anticipado una vez en la mañana y con la promesa de regresar el reportero durmió sus ansias. Al llegar, el escritor quiso comérselo vivo.
García Márquez frunce el seño y al dejar ir a su esposa toma asiento. Mira con asco la grabadora - –¡Ah, no, nada de grabadoras! La grabadora es la culpable de muchos de los problemas y desviaciones del periodismo actual.- Es entonces cuando el reportero guarda el aparato con vergüenza y lanza la primera pregunta como una piedra a la comisaria en plena luz del día.
La primera pregunta fue obviada. Al parecer, Gabo es bastante engreído. También obvia las preguntas de su vida personal mientras revisa el aspecto del entrevistador. Se da cuenta que todavía parece un niño y decide alargar la conversación.
LA SANGRE DE CHEJOV




Era noche en Moscú y Chejov había decidido cenar con uno de sus más cercanos amigos: Alexei Suvorin. Era costumbre ir al L’Ermitage. Aparte de ser uno de sus mayores confidentes era un reaccionario se veía truncada en el pensamiento político y temperamental que los dos sostenían. Alexei era un magnate de la prensa, la cuenta no importaba. Chejov vestía impecable y su entorno era elegante. Cuando Chejov se proponía sentarse su boca comenzó a derramar sangre escarlata. Chejov padecía de tuberculosis.