9/1/10


Qué despierto estoy, he humedecido tus labios despelados ahora míos antes de otro, como mi pulso o lo fueron alguna vez las madres, también tus pezones que parecen escupidos en mármol y esculpidos en la calle por algún turista en su país por estar lejos porque aquí nos quedamos los que no lloran y los que dejamos todo, todo, por una piedra en la cabeza. Los que no se van son lo que dejan todo. Por ahora, estas en mi cueva.

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