Escucho mi nombre viniendo desde lejos. A la vez, mi cabeza es una jaula y el ser, que sobrevuela y choca contra mis paredes como un pájaro torpe no lo conozco. Este pájaro, no reconoce ninguna de sus posesiones. Juega con las babas de su boca van tejiendo hilos rechazando propuestas. Entre los golpes que se propensa, cierta redención. La jaula consta de paredes ergonómicas como las de una vagina extendida. Olvida sus pequeñas y oxidadas varas y se vuelve sexo. Babas con olor a iglesia, babas. Saliva de sacrilegio. Saliva de vidrio amarillo. Estoy en tu sexo. Atrapado, siendo succionado por una fuerza oleosa. Pero lo raro, es que yo pienso ser succionad y ahora me doy cuenta. Es la realidad que despierta. Lo real era que estaba siendo escupido por tu sexo. Mientras que yo rechazaba la posibilidad binaria de estar o no estar. Sino, pender, de cualquiera de tus paredes, de miel en manos. De cuando estuvimos jugando Jenga con nuestros cuerpos, viendo, cual de nosotros dos, caía primero. Pero tu siempre tomabas las piezas azules. Y yo olvidaba que el verde, era un color, que merecía estar en el suelo. Donde mi jaula oscura lid ahora y no es pájaro.
2/12/09
Escucho mi nombre viniendo desde lejos. A la vez, mi cabeza es una jaula y el ser, que sobrevuela y choca contra mis paredes como un pájaro torpe no lo conozco. Este pájaro, no reconoce ninguna de sus posesiones. Juega con las babas de su boca van tejiendo hilos rechazando propuestas. Entre los golpes que se propensa, cierta redención. La jaula consta de paredes ergonómicas como las de una vagina extendida. Olvida sus pequeñas y oxidadas varas y se vuelve sexo. Babas con olor a iglesia, babas. Saliva de sacrilegio. Saliva de vidrio amarillo. Estoy en tu sexo. Atrapado, siendo succionado por una fuerza oleosa. Pero lo raro, es que yo pienso ser succionad y ahora me doy cuenta. Es la realidad que despierta. Lo real era que estaba siendo escupido por tu sexo. Mientras que yo rechazaba la posibilidad binaria de estar o no estar. Sino, pender, de cualquiera de tus paredes, de miel en manos. De cuando estuvimos jugando Jenga con nuestros cuerpos, viendo, cual de nosotros dos, caía primero. Pero tu siempre tomabas las piezas azules. Y yo olvidaba que el verde, era un color, que merecía estar en el suelo. Donde mi jaula oscura lid ahora y no es pájaro.
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